No sé si será por este día nublado o por qué, pero hoy tengo
mi vena psicológica a flor de piel.
Todo ha comenzado cuando me sentaba a escribir éste post
e investigar qué son exactamente los biscotes...
Los biscotes, que pueden ser salados o dulces, como los cantucci o biscotti
di Prato, típicos de la gastronomía toscana. Tienen una característica
en común, y es que durante la cocción de la masa, ésta se saca del horno y se
corta en rebanadas de aproximadamente 1 cm., las cuales se vuelven a introducir en el horno para que
se acaben de cocer durante un rato más. De ahí el nombre bis-cotto,
que significa ‘cocido dos veces’.
Puede parecer una tontería, pero el simple hecho de haber
aprendido esto me ha hecho sentir muy bien y darme cuenta de que poco a poco voy
descubriendo mis pasiones, tema sobre el cual os hablaré hoy.
Recuerdo de niña ver a mi padre pasarse horas y horas con
las bicicletas, buscando recambios, arreglándolas, cuidándolas… Yo lo miraba
embelesada, sin entender muy bien cómo podía pasar tanto tiempo dedicado a una
misma tarea, día tras día.
Pues bien, ahora comprendo, que esa era su pasión. Las
pasiones son parte del combustible que necesitamos para vivir. Es aquello en lo
que perdemos la noción del tiempo, en lo que al acostarnos pensamos en qué
momento del día siguiente tendremos un hueco para poderlo hacer, aquello de lo
que no nos cansamos de aprender y en definitiva aquello que nos hace sentir
bien.
Para acabar, me gustaría dejaros con un relato precioso de
Jorge Bucay que espero que os haga pensar y moveros por dentro.
BÚSCATE UN AMANTE
Muchas personas tienen un amante y muchas otras quisieran tenerlo.
Y también están las que no lo tienen, porque no quieren y las que lo tenían y lo perdieron, o decidieron perderlo.
Misteriosamente son generalmente estos dos últimos grupos los que más vienen a mi consulta para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas: insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.
Cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre.
En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.
Antes de contarme esto ya han visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnostico seguro: Depresión… y la infaltable receta del antidepresivo de turno.
Yo, después de escucharlas atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan... ES UN AMANTE.
Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto.
Están los que piensan: ¡Como es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica! Hacen un decoroso silencio, miran el reloj esperando el final de la consulta y se retiran para siempre.
También están los que escandalizados se despiden en ese mismo momento y muchas veces tampoco vuelven nunca más.
A los que deciden quedarse les doy la siguiente definición:
“Un Amante es cualquier cosa que nos apasione, lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y también aquello que, a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno, lo que nos hace saber que la vida tiene motivación y sentido”.
Un amante puede ser nuestra pareja, si nos animamos a encontrarlo allí.En otros casos es otro alguien que no es nuestra pareja.
También podemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby que nos monopoliza cada instante “suelto”.
En fin, es “alguien” o “algo” que nos perturba la conciencia al punto de dibujarnos una sonrisa al solo pensarlo apartándonos, aunque sea por un momento, del triste destino de sobrevivir.
Sobrevivir es durar y en el fondo esta gobernado por el miedo a vivir de verdad. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol, de la lluvia y de las emociones fuertes.
Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.
Por favor no te empeñes en sobrevivir, búscate un amante!
Sé vos mismo el amante de alguien o de algo. Sé el protagonista... de tu vida. La muerte llegará; al fin y al cabo, la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.
Mientras tanto y sin dudar, búscate un amante!
Lo trágico no es morir … lo trágico, es no animarse a vivir.
La psicología, después de estudiar mucho, descubrió algo trascendental: para vivir feliz, activo, o satisfecho hay que tener un motivo.
A ese motivo lo llamo hoy un amante.
Hay que ponerse de novio con la vida y hay que amarla con la pasión de los que auténticamente están enamorados.
Búscate pues HOY.... un amante.
Fuente: Página web de Jorge Bucay – www.bucay.com
BISCOTTI DE VAINILLA
Fuente:
www.theironyou.com
Ingredientes:
375
gr. Harina de avena integral ecológica
2
cds. Semillas de lino molidas
100
gr. Azúcar moreno
175
ml. Leche de almendras
2
cdts. Levadura
½ cdt. Sal
2
cdts. Extracto de vainilla
200
gr. Chocolate negro
Preparación:
Precalentaremos
el horno a 175 grados.
En
primer lugar añadiremos en un bol las semillas de lino molidas y la leche.
Mezclaremos con unas varillas e incorporaremos el azúcar y la vainilla.
Removeremos unos minutos más.
A
continuación preparamos en otro bol la harina, la sal y la levadura y las
iremos incorporando con la ayuda de un colador o tamizador, para que caiga en
forma de polvo.
Iremos
vertiendo la mezcla de forma gradual y sin dejar de remover, en primer lugar
con unas varillas y ya cuando la masa vaya cogiendo consistencia con una lengüeta.
Cuando
tengamos la masa firme, la colocaremos sobre la placa de horno previamente
engrasada o cubierta con papel de horno y formaremos un rectángulo de 7-8 cm.
de ancho.
Este
proceso es un poco complicado, porque la masa está pegajosa y aunque no las
tenía todas conmigo el resultado fue bueno. Así que ánimo! J
Una
vez hayamos formado el rectángulo, lo introduciremos en el horno y hornearemos
durante 30 minutos.
Sacaremos
pasado este tiempo y ya podremos observar como la masa se ha hinchado
ligeramente. El proceso que viene a continuación también es delicado.
Con
mucho cuidado pondremos la masa en una superficie lisa e iremos cortando
rebanadas de aprox. 1 cm. de grosor. Os aconsejo cortar decididamente y con un
cuchillo de hoja.
Seguidamente
dispondremos nuevamente las rebanadas en la bandeja de horno, aunque esta vez
por la parte cortada y las acabaremos de cocer durante 20 minutos (10 minutos
por cada lado).
Cuando
se hayan enfriado fundiremos el chocolate y bañaremos ligeramente los biscotes.
¡A
disfrutar!
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